20 años después de sumar su primer título en Saint Denis, Francis vuelve a conquistar la Copa del Mundo tras vencer a Croacia con goles de Mandzukic en propia puerta, Griezmann de penalti, Pogba y Mbappé. Para los balcánicos anotaron Perisic, que hizo el 1-1 provisional y Mandzukic.
Francia ha implantado un modelo que apuesta más por la firmeza defensiva, por el orden, el equilibrio, el máximo provecho de la pelota parada y el vértigo de un jóven descarado llamado Kylian Mbappe junto a Antoine Griezmann, convertido en nuevo rey. Ya ha logrado lo que otros grandes astros como Leo Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar no han conseguido.
Croacia no decepcionó, en absoluto. Jugó sus armas con todo lo que pudo después del gran desgaste acumulado, pero un gol en propia meta y un gol de penalti señalado a través del VAR minaron su moral. Con el tercer tanto, premio al buen trabajo de Paul Pogba, ya se vino abajo. La montaña era demasiado alta como para pensar en la hazaña.
Didier Deschamps y Zlatko Dalic cumplieron con lo previsto. Ambos Formaron con el equipo de gala, los esperados, los que tan buenos réditos les ha dado a lo largo del torneo. Por parte de Francia, el del músculo en la medular, el vértigo de Mbappe, la calidad de Griezmann, el trabajo de Giroud y la firmeza atrás. El del bloque, en definitiva. Y en cuanto a los balcánicos, se especuló con la baja de Ivan Perisic, determinante en la semifinal ante Inglaterra y que parecía que no llegaría a tiempo.
Francia no iba directamente a por el partido, algo que no ha necesitado en el Mundial. Es un Campeón del Mundo que no ha dominado la posesión en cuatro de sus siete partidos. Sin el balón, tenía a Mbappé, que no aparecía todavía letalmente como contra Argentina y tenía además el plan B, el balón parado, tan útil contra Uruguay o Bélgica. Así, en el minuto 18, Griezmann se inventó una falta al borde del área que Brozovic no cometió. Para otros, un acto de picardía, pero de esa falta cuestionable, sacada por él, llegó el 1-0. Sacó Griezmann con clase e intención y Mandzukic peinó en autogol.
Con 1-0, sin embargo, nada cambiaba demasiado. Francia seguiría en posición de contragolpe y Croacia atacando con más empeño, con las líneas un poco más arriba. Croacia siguió a lo suyo con un fútbol que podría resumirse en la expresión de enajenada pasión de Mandzukic. Un saque de falta con estrategia que llegó llorando tras varios toques a Perisic, que recortó y batió a Lloris.
En el minuto 34, otro saque de esquina iba a cambiar el partido de nuevo. Francia, que lo tenía todo, tuvo además el VAR. Perisic tocaba la pelota en el salto, con un gesto de esconder la mano. La voluntariedad no era clara. Pitana, que enseñó que un buen árbitro tiene que ser también un poco actor, señaló y Griezmann no falló para establecer el 2-1 y que dejó a Croacia bastante tocada anímicamente.
En los primeros minutos de la segunda parte dejó en evidencia el colapso francés en la media. No solo Modric y Rakitic, también Brozovic se imponía. Por eso Deschamps retiró a Kanté por Nzonzi (además de estar amonetado). Parecía que iba en contra de sus principios, pero la pelota le era necesaria a Francia aunque fuera para enviársela a las carreras de Mbappé.
Eso ocurrió en el 54, Pogba, por fin liberado, le lanzó un pase largo (de los que mandaba contra Argentina) y acudió al segundo rechace para hacer el tercero. En la misma jugada: pase, llegada, zurda y diestra, el talento de Pogba se impone al propio Pogba.
La devastación de Mbappé en medio de la agonía valiente de Croacia no acabaría ahí. Poco después, Lucas Hernández le dejó un balón al borde del área, que ajustó al palo para establecer el 4-1 en el marcador.
El partido se reavivó un poco después de un fallo de Lloris, su único del Mundial, que le dejaba en bandeja a Mandzukic 4-2. A partir de ahí, el partido acabó sin más agitación. El Mundial del VAR, de las prórrogas, de los sustos y las sorpresas, acabó como era de esperar, con el esfuerzo croata convertido en un noble homenaje al talento francés.
(Foto: Vía FIFA.com)